4 de octubre de 2013

CAPÍTULO 8: Mi compañero de cruising

Nos enrollamos desenfrenadamente tras cruzar la puerta de su casa y acabamos en su cama desnudos, recorriendo nuestros cuerpos con la lengua y acariciándonos con la mano en medio de pajas y felaciones mutuas. Descubrir su polla fue un placer: una polla de 16cm, gordita y no circuncidada que lubricaba muy bien por sí misma.  LLegó un momento en que Sergio me tumbó boca arriba y se puso a chupármela, a mi me quedaba poco y él lo sabía, así que me soltó:

- Nunca me han follado y quiero que lo hagas tú, quiero que te corras dentro.

Me puso un condón y la verdad que costó bastante hacerla entrar, pero una vez estuvo dentro, Sergió empezó a jadear como hasta ese momento no lo había hecho y me empezó a cabalgar. Tenía un culo que, al menos para mí, era casi perfecto: bien trabajado y con glúteos redondos y firmes.

- Quiero que nos corramos a la vez. Pajéame. -Dijo.

A los pocos segundos de empezarle a pajear echó un chorro de leche bastante grande en mi pecho y eso me excitó tanto que fue lo que me hizo correrme a mí. Como el quería, dentro de su culo.

Nos limpiamos y nos quedamos los dos boca arriba apretados en su cama, en silencio. Varios pensamientos pasaban por mi cabeza: "¿y ahora qué pasa? Marquitos, has desvirgado a un tío y eso une. Ya verás como se pille o algo". Tras pasar varios minutos, nos vestimos y me dijo que me invitaba a tomar una cerveza por ahí. Acepté. No hablamos mucho de lo que había ocurrido, tan sólo me dijo que había disfrutado muchísimo, a lo que yo también correspondí.


Sergio, que también era de Madrid, estudiaba económicas en la Universidad y lo cierto es que no le gustaba mucho su carrera. Vivíamos más cerca en nuestro destino veraniego que en Madrid, así que, ya que Dani no estaba por allí y apenas me quedaban 5 días de vacaciones, me eché un nuevo amigo íntimo con el que compartiría momentos muy buenos.

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