12 de febrero de 2016

CAPÍTULO 144: CRUISING EN EL CENTRO COMERCIAL HABANERAS - TORREVIEJA

Que me gusta ir de cruising y el morbo de encontrar tíos con los que pasar un buen rato es un hecho, que me gusta hacerlo al aire libre, en zonas alejadas, con pinos y playa cerca es otro hecho. Que no me gusta hacerlo en centros comerciales es otro hecho, pero como digo siempre: me persiguen las casualidades. ¿Quién me iba a decir a mí aquel día que acabaría pasando un rato de morbo con un madrileño en los baños de un centro comercial? Hoy os hablo acerca de un sitio de cruising típico de la zona: los baños del centro comercial Habaneras, en Torrevieja

Aquella tarde, ya metidos en la segunda quincena de agosto, los tres amigos nos fuimos al centro comercial por antonomasia de la zona, ya que necesitábamos algo de ropa. No somos muy fans de ir de compras, primero porque en general me aburre, segundo porque Sergio es muy indeciso a la hora de elegir qué se compra y, tercero, porque Dani es como yo y enseguida se cansa. Sin embargo el hecho de ir los tres juntos hacía que, al menos, fuera a ser algo más divertido. Este centro comercial también es conocido por tener el Carrefour de Torrevieja al lado y por ser una zona comercial donde en agosto te encuentras con el doble de madrileños que de alicantinos. Está bien situado: tiene acceso directo desde la carretera principal, la N-332, justo a la entrada de Torrevieja si vienes desde Alicante. Una vez pasada la última rotonda de La Mata, y siguiendo por la nacional, has de coger la primera salida hacia "centros comerciales" y ya desde ahí no tiene pérdida ninguna. Hay muchas plazas de aparcamiento en varias zonas, pero si vas en hora punta el tráfico puede ser caótico desde que coges la salida de la nacional, hasta que consigues pasar la rotonda que ordena el tráfico hacia la zona comercial.

Mapa de llegada desde Alicante, N-332.


El cruising no está en los aparcamientos ni al aire libre, sino dentro del centro comercial, en los aseos. Hay dos zonas diferenciadas:

1) Los baños de la última planta del propio Habaneras, cercanos al Jack & Jones. No son los más transitados, ni lo más vigilados, por eso son los mejores del centro para tener algo. Hay dos tácticas: o bien en los urinarios de pie echas alguna mirada furtiva en busca de complicidad, de forma disimulada al principio, o bien si ya has ligado en el centro comercial, subes aquí, te metes en las últimas cabinas y esperas.

2) En el Carrefour. Hay dos aseos donde suele haber cruising, en los más cercanos a la entrada principal, al lado de una cafetería, o justo los de la otra punta. Estos últimos son más tranquilos y mejores para irte con el ligue y encerrarte en uno de los cubículos.

CC Habaneras por la noche. Torrevieja.
Los fines de semana suele estar lleno de gente y familias, así que es mejor apostar por la discreción y hacer lo que se tenga que hacer en los cubículos con el mayor sigilo posible, que últimamente la gente anda muy sensibilizada con el tema.

El cancaneo en esta área comercial no es algo mayoritario ni evidente, al contrario. Es un cancaneo más bien disimulado, discreto y minoritario. Vamos que si nunca has ido de cruising, quizá no es el mejor sitio en el que probar suerte por primera vez, ya que corres el riesgo de irte a casa con las mismas ganas con las que has llegado. 

El caso es que estando en el Jack & Jones encontramos algo de ropa que nos convencía, solemos ser bastante de esta tienda y encontramos algunas deportivas, un bañador, algunos piratas y unas cuantas camisetas rebajadas. Mientras dejaba a los indecisos de mis amigos dando vueltas por la tienda, me fui al probador. Me desnudé, quedándome en calzoncillos y me probé los pantalones-pirata color tejano. Abrí la cortina pensando que no habría nadie para mirarme al espejo más cómodamente y justo en el momento en el que estoy en el pasillo mirando si me convencen los pantalones o no, sale un chico de dos probadores más allá, me mira y me sonríe. Era un chaval de unos 20-22 años, delgado, bajito, guapete, moreno y con cara de malo, de pillo. Lejos de cortarme me quedo allí mirándome en el espejo y entro al probador, no si antes echarle una mirada al chaval que me seguía mirando. Me quito los pantalones, quedándome en calzoncillos slip blancos, saco la cabeza y localizo al chaval que sigue allí esperando no se muy bien el qué:

— Perdona, ¿me echas una mano? —le digo, sacando la cabeza del probador.
— ¿Cómo? —contesta, nervioso, el chaval.
— Que si me puedes ayudar.


El chaval se acerca y se queda mirándome desde la entrada del probador, siendo absolutamente incapaz de evitar mirarme el paquete y de recorrer mi cuerpo con su mirada en cuestión de dos segundos. 

— Mira, a ver si me puedes traer una talla menos —le digo.
— ¿Cómo? —vuelve a repetir, incrédulo.
— Que si me puedes traer una talla de menos, ¿es que no trabajas aquí? —le digo, sabiendo perfectamente que no lo hacía.
— No, eh, no... yo... bueno... solo estaba recogiendo la ropa que me había probado...—dijo, entre titubeos.
— ¡Ah! Perdona chaval, te había confundido, como vas entero de la marca —dije, con una sonrisa.
— Pero te puedo ayudar, ¿eh? —se ofreció, ante mi sorpresa.


Y cogiendo los pantalones de mi mano, con la cara completamente roja, salió de allí a toda prisa dispuesto a cogerme una talla menos. Volvió en menos de un minuto con la prenda en cuestión.

El Jack & Jones, en la última planta, al final, debajo del letrero "Habaneras"


— Aquí tienes, espero que te siente bien —dijo, con evidente timidez.
— Espera, que me lo pruebo y me das tu opinión, ¿va? —le dije.

No hubo respuesta. Allí se quedó sin decir nada tendiéndome los pantalones. Los cogí, me di la vuelta, me agaché exagerando un poco y sin quitarle ojo a través del espejo vi como tampoco pudo evitar mirarme el culo. Me los probé y le pregunté por su opinión:

— Sí, eh, creo que... bueno... te están bien, ¿eh? —dijo él.
— ¿Seguro? ¿No crees que me aprietan un poco? —dije acercándome mucho a él.
— Eh... no... yo... creo que es tu talla...—titubeó, mucho más nervioso.
— Mira, coge por aquí, ¿me está bien? —le dije, cogiendo su mano y poniéndola en el espacio que quedaba entre el pantalón y mi pubis.
— Sí, sí... te está bien, seguro —dijo, temblándole las manos.
— ¿Marcos? —oí la voz de Sergio entrando a los probadores.


Ese radar que tenemos muchos para identificar si la persona que nos mola puede tener algún interés en nosotros, ser gay, bi o al menos curioso, no es un mito. Existe y a mí siempre me ha funcionado sin margen de error. Y estaba claro que a aquel chaval le molaba y que mi instinto de caza se había activado.

— Bueno... que... ¡hasta luego! —dijo, aún nervioso, viendo a Sergio y Dani acercarse.
— ¡Muchas gracias por tu ayuda, tío! —le respondí.


Las miradas de Sergio y Dani al entrar al probador y mirarme a los ojos me lo decían todo, no hacía falta comentar más cosas porque habíamos llegado a ese punto de nuestra relación en la que nos leíamos las miradas. Me vestí, les dejé mi ropa para comprar allí y me marché a dar una vuelta y ver si encontraba a mi presa. Total, Sergio y Dani aún tenían que probarse todo y decidir si les gustaba. Qué cruz.

No tuve que caminar mucho. Nada más salir de la tienda, enfrente, estaba el chaval haciendo que miraba el móvil, pero sin quitar ojo a la entrada de la tienda. Me acerqué a él sin dudar:

— Oye, perdona otra vez, pero... ¿sabrías decirme donde hay unos baños por aquí?

El chaval alzó la vista y me miró fijamente.

— Ah, hola. ¿Al final te has comprado los piratas? —dijo.
— Sí, me fío de tu opinión. Si no, ya se donde encontrarte jeje. Pero lo dicho, ¿unos baños por aquí? No me aguanto más —insistí.

Era absurdo. Los baños estaban muy cerca, los veía perfectamente, pero todo formaba parte del plan:

— Sí, claro, los tienes ahí mismo —dijo, señalándolos.
— Gracias de nuevo, tío.


Me dirigí a los baños y justo antes de acceder me di la vuelta y, efectivamente, el chaval no me quitaba ojo. Le guiñé un ojo y me metí. No eran muy grandes, pero estaban casi vacíos, esa zona no estaba muy transitada. Me metí en el último cubículo, que estaba sorprendentemente limpio, entorné la puerta sin cerrarla y me quité los pantalones. Me senté en la taza frente la puerta y me empecé a sobar el paquete para ponérmela dura. No tardé en escuchar unos temerosos y lentos pasos que accedían al baño y se paraban en cada cubículo. O era un guardia de seguridad y me esperaba bronca o era el chaval. Me puse nervioso, pero decidí mantener el riesgo. Vi cómo alguien se paraba frente al cubículo donde yo estaba y, mirando sus pies por debajo de la puerta entornada, vi que se trataba del chaval. Respiré y me apreté mi ya dura polla en el slip, mientras que con mi pie derecho abrí la puerta. Allí estaba él con esa cara de susto y miedo, a la par que de morbo completo, mirándome y abriendo ligeramente la boca en señal de asombro:

— ¿Quieres pasar? No tengo muy claro si me quedan bien o un poco pequeños... —dije, con voz baja, señalando a mis calzoncillos y a la punta de mi capullo que asomaba por encima.
— Yo... no soy... no...yo nunca he...—decía, desde la puerta sin quitar ojo.


Con firmeza me levanté, le agarré por el cuello y le forcé a pasar cerrando la puerta detrás nuestra. Creo que el hecho de verse ya dentro sin que nadie nos pudiera ver fue lo que le animó y con lo que consiguió dejar las dudas atrás. Me empezó a comer la boca con fogosidad y tardó menos de 5 segundos en bajar su mano a sobar mi paquete.

— Es la primera vez que hago esto, pero estás muy bueno —dijo, mirándome seriamente.

Acto seguido se puso de rodillas, me bajó los calzoncillos y se empezó a zampar mi polla con mucho ansia, ganas y muchísima saliva. Tanta que, junto con el líquido preseminal, se le escurría por la barbilla y caía en el suelo. Me apoyó contra la pared no sin antes sobarme el culo, se comió mis huevos con afán y volvió a la polla. No la comía nada mal, así que me dejé hacer. Se bajó la cremallera y se sacó una pequeña y delgada polla que no me ofreció en ningún momento. Se pajeaba sin dejar de chupármela, sudando como un condenado:

— Puedes correrte en mi boca si quieres —dijo.

No respondí, le agarré con las dos manos de su cabeza y le forcé a que siguiera el ritmo que yo le marcaba. Justo cuando estuve apunto de correrme le saqué mi polla de su boca, le empujé hacia detrás apoyándole en la pared de enfrente y con la piernas abiertas encima de su cara me pajeé y le llené toda la cara de leche. Pareció gustarle, de hecho, tras fijarme en su mano, comprobé que se había corrido. Todo en un silencio sepulcral, solo invadido por nuestros suspiros y gemidos.

Me di la vuelta para coger abundante papel higiénico, pero cuando me giré para ofrecérselo y ayudarle a limpiarse, vi lágrimas en sus ojos. Me agaché:

— ¡Eh! ¿Qué pasa tío? ¿Te he hecho daño? —dije, algo preocupado.
— ¿Daño? ¡Qué va! Es que siempre lloro cuando me corro, no lo puedo evitar —dijo con una sonrisa.


No era el primer tío que conocía que lloraba al correrse de puro gusto, así que no me extrañó. Una vez me puse los pantalones, le ayudé a limpiarse, a levantarse y con sigilo salimos del cubículo para lavarnos en el lavabo. Seguía sin haber nadie en los baños.

— Venga, que te invito a una caña y te presento a mis colegas —le dije.

Asintió y estuvimos tomando algo en una conocida franquicia de cervezas y pinchos. Manuel era la primera vez que iba de cruising. Había tenido más experiencias con tíos pero, de momento, no se consideraba gay porque decía que a él solo le gustaba chuparla, magrear, sobar y besar. Que eso de follar todavía no lo tenía claro. Era un chico tímido, de un barrio de Madrid y estaba en La Mata de vacaciones con la familia. Había leído acerca de sitios con El Moncayo o El Rebollo, pero nunca se había atrevido a ir porque no tenía amigos con quien ir y se veía tímido para ir solo. Así que, obviamente, nos ofrecimos a descubrirle un mundo nuevo que hoy en día adora. 

¿Y vosotros? ¿Tenéis alguna experiencias en este u otros centros comerciales? Compartid en comentarios.

14 comentarios:

  1. Pues que suerte lo de tu radar. El mío siempre ha venido defectuoso de fábrica.

    Y lo de llorar cuando te corres no lo había oído nunca.
    LLorarán de gusto al estar contigo, porque vaya tela, Marquitos...

    Saludos.

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    1. Sí, de verdad, podré tener muchos defectos, pero lo del radar no me ha fallado casi nunca. Ya conté una historia hace tiempo de un tío de mi trabajo que todos daban por súper hetero y a mi no me la coló, bueno sí, pero no la mentira quiero decir :P
      Lo de llorar a mi me dejó de piedra, pero según algunos conocidos míos es más común de lo que parece.

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  2. Desde luego cortado no eres...esta escena me ha recordado un poco a la típica escena porno de MILF seduce a jovencitos...sin acritud XDD.

    La verdad es que con este tema tengo sentimientos encontrados. Una cosa es hacerlo en un sitio apartado al aire libre y otra en un sitio en el que puedan entrar niños o personas que tampoco tienen por qué ver determinadas cosas...como dicen la libertad de uno termina donde empieza la de los demás. Lo cual no quita que no sea muy morboso, a veces me he imaginado enrollándome con un madurito cachas cogiéndome en brazos en ese mismo escenario...soñar es gratis jeje. Besos cuídate.

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    1. Carlos estoy de acuerdo contigo, que conste. No me va el cruising en este tipo de lugares, ni estaciones de autobús y tal. De todas formas, siendo discretos como nosotros lo fuimos (en el último cubículo, cerrado y casi sin hacer ruido) creo que nadie podría escandalizarse mucho... Pero ya te digo, fue coincidencia, pocas historias tengo de cruising en baños.

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  3. Jajajaja, el chaval sería como yo. Tímido porque nunca ha hecho algo parecido en un lugar público. Si se me presentará una oportunidad como está no tendría dudas como él.

    Conocer no conozco, pero a las afueras de Benidorm también hay un centro comercial con unos baños que más de una vez me he imaginado que podría ser un buen sitio para hacer algo. Por la estación de autobuses, al lao de mi casa, también dicen que en sus baños se hacen cosas. Por último diría que al lado de la estación hay "mucho campo" tipo El Rebollo, donde antes uno podría follar sin ser visto, ahora hay menos aunque por la noche sí que no habría problema.



    James

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    1. ¿En la estación de autobuses de Benidorm? ¡Pero si está perdida de la mano de Dios! Jajaja, bromas aparte, las estaciones son un sitio habitual de cruising, con más o menos gente, casi en todas de ciudades grandes hay algo de tema. Gracias por comentar James!

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  4. Cruising como tal no he hecho nunca, pero sí que he hecho alguna vez lo de quedar con uno por Grindr e irnos a los baños de un conocido centro comercial malagueño. Incluso he ligado por la calle (y una vez en un bar de otro centro comercial) y siempre me he llevado a mis "conquistas" a los baños de ese centro comercial. Una vez cuando abrimos la puerta del cubículo para salir y había uno esperando a que se quedase vacío, se quedó muerto al ver salir dos tíos y mientras salía le hice un gesto con las cejas para terminar de rematarlo jajaja.

    Abrazotes.

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    1. Jejeje ya me imagino, que se queden cortados es lo más habitual, no te esperas ver salir a dos tíos hechos y derechos de un baño de un centro comercial. Ya te digo que no me va mucho este rollo, no ya sólo porque puedas molestar a niños o chavales que pasen por allí, sino porque a veces están sucios de narices.
      Un abrazo!

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  5. Que morbazo de historia y con que naturalidad actuaste !
    Mi experiencia en centros comerciales es prácticamente nula.
    Si que he ido, no a ligar, pero si cuando he necesitado ir a los lavabos he conectado las antenas y detectado miradas, mirones y gente de muy largo mear, pero nunca me he atrevido a dar un siguiente paso.
    A parte de mucho morbo, que iria muy bien para tomar una decisión, se me mezcla con el estress del propio C.C. en si y del exceso de heterosexualidad circundante que podría de buen seguro de lleva a problemas.
    Aparte de imaginarme que todo lo que ocurriera en la cabina tendría que ser en silencio, con la pérdida de atención de dedicarse a lo que a uno va, por estar pendiente en exceso de lo que pasa fuera.
    Algún día me atreveré...

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    1. Sí, sí... el silencio y la discreción deben ser totales cuando se usan los baños como sitio de cruising. O eso o saber que esos baños son muy poco transitados, pero últimamente los centros comerciales están poniendo medidas de seguridad o reduciendo los baños para terminar con el cruising. Y en cierta parte lo entiendo, los baños de un conocidísimo centro comercial de Madrid eran un auténtico va y ven de tíos constante xD

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    2. Yo en su día fue asiduo a cierto baños en Madrid. Hace 10 años cuando tenia unos 24 o 25 años solía ir a los baños del Corte ingles de Preciados, y de la Fnac. Sobre todo en los baños del corte inglés y en sus escaleras internas había un trajin de chicos y casi siempre uno ligaba (La de pollas que me comí en esos baños, jeje). Después de sus años dorados hubo un bajon importante, no se si me acuerdo si lo reformaron, o aumento la vigilancia también y ya hace bastante años que no he vuelto a ir. Otros baños que frecuentaba eran los de la estación de Mendez Alvaro, pero era un público mas mayor por norma general, aunque podias ir siguiéndote de baño en baño dentro de la estación y tenia su morbo. Hoy en día he dejado de frecuentar los baños, no se si será que me hago mayor, o que hay una disminución de esta practica.

      RoberV

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  6. A mí en la estación de buses de Marbella hace unos años. El tío no me atraía mucho, era un cuarentón con cara de fistero, pero dejé que me la chupase. El parecía querer que me corriese en su boca, pero yo preferí echarlo al inodoro. Luego quiso que le devolviese el favor, pero yo me escabullí. Al verle fuera estaba sin duda enfadado. Me pareció incorrecto pero morboso y, por una vez, me sorprendí a mí mismo. Luego estuve paranoico con las venéreas porque a saber que llevará encima un tío que deja que un desconocido se corra en su boca en unos baños públicos. Salí limpio. Yo soy mas de saunas y clubes dónde si me he zampado pollas de desconocidos con 3 o 4 tío mirando. Ya sé que es hipócrita y corro el mismo riesgo en un sitio que el otro pero por alguna razón me siento más seguro en esos clubes que en un lugar público al aire libre. Eso sí, nunca he estado en una playa de Crusing gay, igual allí podría hacerlo también.

    Es la primera vez que escribo un comentario. Soy de esos seguidores silenciosos que todos éstos blogs tiene. Sigue así, que ayudas a los que no tenemos una vida sexual tan variada como la tuya llevemos mejor el día a día. Un abrazo

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    1. ¡Muchas gracias por tu comentario y por contarnos tu experiencia! Pues sí, siempre he dicho que eso de correrse en bocas ajenas debemos controlarlo mucho más de lo que habitualmente se hace. El riesgo de contraer algo es bajo, pero está ahí y un tío al que no conoces de nada que te pida que te corras en su boca, significa que se lo pide a la mayoría de los que están con él y, a consecuencia, aumenta el riesgo de poder pillar algo con el sexo oral.
      Un abrazo!

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  7. Pensando en las veces que he estado en ese centro comercial a lo largo de los años, sobre todo yendo al cine y a la bolera... ojalá hubiera tenido la suerte que tuvo ese chaval.

    Abrazos, Gato Rojo 🐾

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