17 de marzo de 2016

CAPÍTULO 148: CRUISING EN EL CERRO DE GARABITAS

Me resultó curioso descubrir un sitio de ligue en una zona próxima a un sitio donde, desde que era pequeño, iba con familiares y amigos a hacer senderismo o rutas en bici cuando el buen tiempo acompañaba. Sobre todo, a partir de la primavera, durante todo el verano y, si se terciaba, hasta bien entrado octubre. Del cruising en la Casa de Campo de Madrid se ha escrito mucho, hay bastantes zonas: las más próximas al metro de Lago por un lado. Éstas incluyen la piscina municipal en verano, un auténtico hervidero en su parte superior. Chueca en estado puro durante el día. Por otro lado, tenemos la zona boscosa cercana al metro Casa de Campo, en la línea 5. No me gusta y de momento no voy a hablar de ella, solo os recomiendo mucho ojo y atención. Después está la zona más próxima al Teleférico en sus dos vertientes: hay cruising tanto en el parque debajo de la estación de Rosales, como en el aparcamiento más próximo a la estación de Teleférico de la propia Casa de Campo. Y, finalmente, tenemos la zona más alejada: el Cerro de Garabitas.

Empecé a sospechar que aquí había tema cuando, algunos años antes de las obras que enterraron la M-30, un ligue me llevaba Casa de Campo adentro por la puerta de Príncipe Pío andando un trecho hasta que, pasadas unas pistas de tenis, subía por una colina, me apoyaba en un árbol, me bajaba los pantalones y me chupaba la polla allí, al aire libre. No he conocido a una persona que le gustara tanto chupar una polla como a él. El caso es que me empecé a percatar de que, en ocasiones, pasaban hombres solitarios, nos miraban y seguían su camino. Siempre pensé que eran senderistas despistados que tenían que flipar al ver cómo dos chavales de poco más de 18 años se comían las pollas allí mismo, con el Teleférico por encima nuestra. Quién me iba a decir a mi que estaban más que hartos de ver aquella escena.

Poco después de descubrir el cruising en Alicante de la mano de Dani, me picó muchísimo la curiosidad (y lo que no es la curiosidad también) por descubrir sitios en Madrid. Ya os he hablado de algunos, pero éste fue el primero. Me mantengo en mis trece al decir que el cruising aquí no me satisface tanto, pero de cuando en cuando me gusta dar un recorrido por alguna zona. Sobre todo cuando me apetece que laman bien el rabo y los cojones. Nadie chupa tan bien una polla como aquel que está "desesperado" por hacerlo y, de ésos, en el cruising hay 200. El caso es que me metí en internet y en CruisingMad, no se si en una de sus primeras versiones u otra parecida, descubrí que la Casa de Campo estaba plagada de sitios de cruising. Y allí me planté un fin de semana de mayo, con buen tiempo primaveral, con mis mallas de running y mi camiseta apretada. Al menos, habría que disimular. Me había estudiado tanto el mapa que sabía qué pasos tenía que dar exactamente. 

Cuadrado azul: Teleférico. En rojo, el camino a seguir hasta justo después del Puente Rojo.


Camino a la derecha sin asfaltar
El principal problema con el que me topé es que no vivía en Madrid, así que la tontería de descubrir el cruising aquí me obligaba a cierto turismo de transporte público, ya que todavía no tenía coche. Y, aunque lo hubiera tenido, cuando vine aquí ya estaban aplicadas las restricciones al tráfico en la Casa de Campo y las obras de la M-30 apunto de inaugurarse. Recuerdo que me bajé en la estación de Batán, bordeé el Parque de Atracciones, subí hasta la estación de teleférico, pasé el aparcamiento y cogí una carretera asfaltada por la que subí y pasé algunas fuentes, de las que bebí. Seguí hacia la derecha por un camino bueno (Maps lo identifica como "Carretera de Ciudad Universitaria") y tomé otro a la derecha, justo antes de una curva, ya sin asfaltar. 

Puente Rojo
Era acojonante el calor que hacía para ser mayo. La segunda sorpresa es que Google Maps no te avisaba de los trazados de la Casa de Campo que estaban protegidos y verjados, así que tuve que improvisar porque el camino que tenía dibujado en mi cabeza, que era el que había leído en internet, era imposible de seguir porque varias verjas altas me lo impedían. Os recuerdo que entonces eso de tener internet en el móvil aún no se llevaba. La segunda sorpresa fue ver que todo estaba lleno de conejos y liebres campando libremente por allí, sin apenas miedo a quienes nos cruzábamos en su camino. Me encontré con bastantes personas, sobre todo hombres de todas las edades, haciendo deporte o paseando. Sabía que no me quedaba mucho para llegar, pero igualmente la zona que yo creía que era la correcta, estaba también vallada. Así que seguí hacia delante y encontré, por fin, el famoso Puente Rojo que tiene otra fuente antes de llegar a él, bastante útil. Haber llegado hasta este puente era la señal de que había conseguido recuperar el camino. Tras pasarlo, subí una pequeña colina a la izquierda y ya empecé a ver y distinguir a los hombres que buscaban sexo. La experiencia del año anterior en El Moncayo había sido suficiente para distinguir a quienes pasaban por allí sin más y quiénes iban por allí buscando sexo.

Había más. Y es que esta zona es también zona nudista de Madrid, eminentemente gay. En realidad, hay de todo, pero predominan los gays/bis/curiosos porque, aparte de poder hacer nudismo, puedes echar un polvo. Había bastantes hombres por allí tumbados y sentados en bolas, otros con un pequeño bañador o en calzoncillos y los que iban vestidos eran los que iban en bici. Unos tomando el sol, otros leyendo, otros escuchando música. La mayoría con gafas de sol. Así que para adecuarme a mi entorno, como buen camaleón, me quité la camiseta, pero me dejé las mallas de correr, que a fin de cuentas eran totalmente ajustadas y terminaban antes de la rodilla. Entonces no estaba tan fuerte como ahora, pero siempre he sido delgado y tenido mis formas fibradas. Subí a lo alto de la colina y me quedé deambulando por la zona que podéis ver en Maps como la que está entre el Arroyo de Valdeza y la Carretera de Garabitas. Es una zona muy extensa que va hasta la torre del guardabosques. Eso sí, no os dejéis confundir. En algunos blogs te dicen que el Cerro de Garabitas está pasando la Carretera del mismo nombre y, sí, ese es en realidad el Cerro. Sin embargo, la zona de cruising y nudismo es justo la que os indico, antes de cruzar esa carretera.

Me empecé a poner nervioso cuando me percaté de un hombre de unos 40 años apoyado en un árbol totalmente desnudo y con la polla dura en la mano. Tenía una piel muy blanca y a pesar de estar desnudo, iba con gorra y gafas de sol. Tenía un cuerpo normal, con algunas redondeces y formas, depilado completamente. Lo tenía a unos 30 metros y ya sentía que me miraba, mientras que a mi el corazón se me salía por la boca de los nervios. Toda la vida he aparentado como 3 o 4 años menos de los que tengo y eso siempre ha atraído a hombres de mi edad o más maduros. Cuando estuve en paralelo a él me detuve a contemplar cómo se pajeaba suavemente utilizando dos dedos. Era un buen pollón proporcionado la anchura con la largura, no circuncidado. Empecé a salivar y el hombre me hizo un gesto para que me acercara. Me puse a su lado sin dejar de mirarle la polla y, sin cruzar palabra alguna, el hombre me metió su mano izquierda por debajo de las mallas y me sobó el culo con muchas ganas, sin parar de pajearse. Sacó la mano de mi culo, se chupó un dedo y volvió a introducir la mano. Esta vez quiso alcanzar mi agujero en vez de sobarme los glúteos y para facilitarle la tarea me abrí de piernas y pudo meter la primera falange de su dedo índice. A mi se me puso muy dura en ese momento. Aceleró la paja, sacó el dedo de mi culo, lo olió y se corrió delante de mis pies gimiendo como si acabara de tener el mejor orgasmo de su vida. Vaya fuente humana, echó muchos chorros de lefa mientras se apoyaba en mi hombro:

— Lo siento, lo siento mucho de veras. Me había estado follando a uno, pero me ha dejado a medias y te he visto a ti... Buah, no he podido aguantar.
— No... no te preocupes, tío —dije, cogiéndome de la polla y acoplándola en las mallas.
— ¿Quieres que te pajeé o algo rapidito? Estás bueno y... uff... vaya paquete que marcas —ofreció.
— No, tío, te lo agradezco, pero acabo de llegar —dije.
— Sí, sí, claro... es lógico. Si otro día nos vemos, te puedo recompensar bien. Tienes un culo bien prieto que... ¡pide guerra!


Me guiñó un ojo, cogió una pequeña banderola, se puso un pantalón corto de algodón y una camiseta de tirantes y se marchó. Alguien le esperaba en casa.

Me quedé un poco anonadado, sin saber qué hacer. Me encontraba allí, en aquel árbol, con la polla dura y la erección no se me bajaba. Veía al hombre marchándose, pero no veía a nadie más en ese momento. Así que decidí sustituirle. Me bajé las mallas y me apoyé en el árbol con la polla en mis manos, escupiéndome cuando alguien pasaba. Pasaron unos cuantos demasiado maduros para mi gusto. Si hubiera sido por ellos me habrían hecho de todo. Cuando empecé a cansarme un poco que no sabía si pajearme o irme, apareció un chaval de mi edad descamisado, con aspecto algo desaliñado. Delgado, pelo rizado oscuro, gafas, barbita, fibradete, sin depilar. No se lo pensó. Se acercó a mi con paso decidido hasta que le tuve a escasos centímetros. Quité la mano de mi polla y la dejé al aire libre. Interpretó la señal y me empezó a pajear con mucho tacto, mientras se tocaba la polla escondida en un pantalón de algodón:

— ¿Me la comes? —le dije.

No hubo respuesta, sino una apenas imperceptible sonrisa. Clavó las rodillas en la arena y me la chupó con muchas ganas. De cuando en cuando bajaba mis manos por su espalda y trataba de bajarle el pantalón, por lo que podía tocar y ver tenía un buen culo peludo:

— No busco follar... —susurró sacándose mi polla de la boca.
— Tranqui, solo me apetecía sobarte un poco el culo —le dije.


Siguió comiéndome la polla sin descanso entre algunas, no muchas, miradas ajenas. De cuando en cuando me lamía los huevos, sin entretenerse demasiado. Le avisé de que me corría, se echó hacia atrás dejando su pecho debajo de mi polla y con una fuerte paja a cargo de su mano derecha le bañé todo el pecho y la barbilla. No quitaba ojo a cómo mi polla expulsaba aquellas ráfagas de lefa:

— Me da mucho morbo ver cómo te corres —dijo, en tono bajo.

Sacó un pañuelo del bolsillo de atrás y se limpió. Le pedí un pañuelo, pero en vez de eso, se metió mi polla, ya más flácida, de nuevo en su boca, la estuvo lamiendo un par de minutos y me la secó con la mano:

—Así te vas con ella limpia.

Me dijo que solo buscaba mamar pollas, pero que me daba su número de teléfono porque era muy pasivo y le gustaba que le dieran bien por el culo, pero en una cama, no allí. Le di el mío también y me dijo que mejor me llamaba él, para que el novio no se pusiera celoso. Por lo que me contó, el novio la tenía pequeña y no le satisfacía sexualmente, pero le adoraba en los demás aspectos:

— ¡Ah, por cierto! Aquí te vas a aburrir, sígueme y te enseño la zona donde suele haber más ajetreo, luego ya si quieres puedes volver —se ofreció.

Me acompañó a una zona a unos 300 metros de donde estábamos y se despidió, bajando hacia el Puente Rojo. Es cierto que había más movimiento allí: vi una orgía de hombres de unos 45 años follándose por el culo y la boca los unos a los otros, un par de chavalines que no llegaban a los 20 pajeándose el uno al otro, otro chaval apoyado en su bici dando de mamar a otro y, por último, unos tíos bastante más maduros estaban echando un polvo. Entre medias, gente tomando el sol.

Esa fue mi primera experiencia en el Cerro de Garabitas de la Casa de Campo de Madrid, para mi, uno de los mejores sitios de cruising de la capital siempre que el tiempo acompañe. 

Camino rojo que termina después del Puente Rojo, en amarillo donde decido subir, el círculo azul donde veo al hombre que se corre y donde me la come el chaval de mi edad y el cuadrado amarillo, donde está la mayor parte del cruising.

**Hay un camino alternativo partiendo de la estación de metro de Lago, cruzando el aparcamiento de arena paralelo al lago, pasando las pistas de tenis y subiendo hacia la izquierda. De esta manera os encontraréis primero con el Puente Rojo y, tras pasarlo, con la fuente. 

20 comentarios:

  1. ¡¡Volviste atrás!! Nos dejaste impactados con el accidente y ahora nos cuentas una historia de cruissing en Madrid :O. Al leer todo lo que había más adelante me dieron ganas de estar ahí mismo viéndolo, jodeeer...


    James

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    1. Es por haceros sufrir un poco jeje. No tardaré mucho en decir qué pasó.

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  2. Me han hablado de esa zona de cruising pero me lo habían explicado de tal forma que pensaba que estaba más bien en dirección a El Pardo.

    A todo esto, ¿sigue habiendo cancaneo en el parking de Avenida de América?

    Abrazotes.

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    1. Ni idea del cruising en Avenida de América, se que en los baños de la estación había movimiento, pero como es una zona que no me pilla de paso no sabría decirte.
      Pues si alguna vez sales a correr por la Casa de Campo, date un garbeo por la zona y a ver si te gusta, lo mismo te engancho al cruising ;)

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    2. Pues en el parking también hay o había cancaneo, hace tiempo fui dos veces con un amigo pero al ver que nadie salía de los coches nos acabamos yendo.

      Jajajajajaja, nunca se sabe, total el final iba a ser el mismo que cuando abro el Grindr sólo que la "toma de contacto" es diferente.

      Aunque lo de correr complicado porque me aburre, soy más de voley, gimnasio o tiro con arco (me aficioné en San Sebastián).

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  3. Mmm... muy interesante lugar.
    Una pena que no me pille de paso ;-)

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    1. Pues ya sabes perro, en próximas visitas a Madrid con buen tiempo, puedes darte una vuelta ;)

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  4. Hombre, por fin un post que refleja el Cruising que yo conozco: Maduros, maduros, y más maduros (y entremedio, algún joven despistado).

    Saludos.

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    1. Jajaja es que mira que les gusta a los maduros comerse una polla joven, ¿eh? Que conste que cuando hablo de maduros que no me atraen, hablo de hombres de más de 50 con aspecto descuidado y dejado, rollo 'abuelitos'.

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    1. He puesto fotos y planos en la entrada tío. Allí con todo el meneo no me voy a poner a hacer fotos al personal. Pero si tienes alguna duda de cómo llegar, simplemente pregúntame y te respondo encantado ;)

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  6. Yo suelo ir por esa zona, una vez que paso las pistas de tenis me dejo con la camiseta y unos microslip trsparentes. Cuando cuando me acerco al puente rojo ya llego en bolas. Si es de noche en verano me voy por toda la casa de campo directamente en bolas escondiendo la ropa en un arbusto en el momento en que la luz de las farolas no llega. Tengo ropa escondida por varios sitios por si alguien me invita a ir a su casa.

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    1. ¿Llegas al Puente Rojo ya en bolas? Pero, hablas de por la noche, ¿no? Te lo digo porque a mi me parece incomprensible, no por nada, sino porque hay cantidad de gente deportista paseando/corriendo por allí... incluso niños durante el día. En mi caso, me quedo en bolas arriba, cuando subo en paralelo al puente rojo, cruzo el otro camino de arena y me meto en el bosquecillo ;)

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    2. Los días de diario no hay familias. Los deportistas están acostumbrados a ver gente en bolas por los alrededores. Muchos de estos "deportistas" son del ambiente o mirones. Suelo atajar por la zona acotada y cruzo el puente rojo por arriba, lo que me permite llegar en bolas. La gene hace nucismo practicamente en el borde de la pista principal. Las familias suelen estar donde puede llegar un coche. En verano no hay problema, es un gusto pasear en bolas. Temperatura ideal.

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  7. Me gustaría ir uno de estos días de verano. ¿Alguien que haya estado me ayudaría a llegar o me aconsejaría? Yo soy un chico joven que me da mucho morbo. Mi mail es alvaro123211@outlook.es

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    1. ES fácil llegar. Si tienes dudas escríbeme a diariodecruising@gmail.com y te ayudo :)

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  8. Yo suelo ir bastante por garabitas a tomar el sol en bolas, en un principio no busc nada pero si surge y me gusta el tío, me dejo hacer.

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  9. alguien me puede ayudar? quiero ir esta tarde al cerro

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  10. alguien me puede ayudar? quiero ir esta tarde al cerro

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