4 de abril de 2016

CAPÍTULO 151: CONTIGO, NO.

Con el instinto depredador totalmente despierto y consciente, cogimos el coche aquella madrugada del primer sábado de Semana Santa de aquel año y pusimos rumbo hacia nuestro pequeño paraíso. Muchas personas me han dicho en este tiempo que no comprenden cómo nos puede gustar tanto Alicante y su Vega Baja, cuando hay otros lugares como Maspalomas, Ibiza o Sitges donde podríamos pasarlo mejor. Mi respuesta siempre es la misma: la variedad de hombres que conocemos aquí, no tiene nada que ver con los que conocemos en estos sitios en los que también hemos estado. En las pinadas del Moncayo y del Rebollo no solo conocemos a hombres del gremio, sino que también experimentamos acalorados encuentros sexuales con hombres casados, chavales que vienen por primera vez, canis, maduros, extranjeros... La variedad de hombres es muy grande. Además, en nuestra zona hemos vivido ya tantas experiencias que nos sentimos atados a ella hasta el punto de sentirnos plenos cuando cruzamos la pinada, ya sea solo para salir a correr o dar una vuelta sin buscar nada sexual. Os lo he dicho muchas veces a los que venís siguiéndome desde hace tiempo: mi futuro, a más o menos tardar, se encuentra en esta provincia. 

Habíamos pasado un invierno duro con todo lo que había ocurrido con Óscar, hasta tal punto que nos habíamos distanciado un poco, más por mi responsabilidad que por la suya, ya que Sergio y Dani estuvieron al pie del cañón siempre. En esos meses me había olvidado del cruising, de la caza, del morbo... pero con el despertar sexual al que me forzó Óscar de nuevo, todo había vuelto a su ser. Poco antes de salir de viaje, me había pasado por un lugar de cruising de Madrid que llaman el Olivar de Perales, cerca de Getafe, pero no encontré nada interesante, así que os podéis imaginar que iba con los huevos bien llenos para satisfacer mis deseos en la costa alicantina. 

Además, aquella Semana Santa caía como a mi me gustaba: en abril, con el cambio de hora ya hecho, los días más largos, más tiempo para estar en la pinada y, habitualmente, más calor y cielos despejados. Aquella semana fue una de esas. Llegamos a casa antes del medio día, comimos, nos echamos un pequeño rato a descansar y a eso de las 5 de la tarde nos fuimos a ver qué se cocía por la playa del Rebollo. Hacía sol y el termómetro marcaba 25º, así que nos pusimos nuestros bañadores, camisetas de tirantes y en una mochila metimos ropa de más abrigo, porque las temperaturas mínimas caían bastante en cuanto se ponía el sol. Sabíamos que aún era algo pronto, ya que normalmente la gran estampida hacia Alicante se produce en jueves santo que es cuando la mayoría de la gente tiene días libres y aprovechan para salir. Pese a ello en la zona gay de la playa había movimiento, nada comparado con verano, pero sí bastantes chavales de entre 20 y 35 años en bolas tomando el sol. Para mi gusto, con el aire de levante, hacía algo de fresco como para tumbarse allí y despelotarse, así que dimos una vuelta, saludamos a unos conocidos y aprovechando que Sergio y Dani se quedaron un rato con ellos poniéndose al día, decidí meterme a la pinada para ver si había presas a las que cazar. Necesitaba correrme aquella tarde allí.

Al entrar a la zona de influencia el panorama fue un poco desolador: hombres muy maduros andando por aquí y por allá, haciéndome propuestas, una quedada de chicos 'chubbies' que habían ido por allí a hacer nudismo y conocer los encantos ocultos del Rebollo y poco más. Estuve dando vueltas por el círculo, subiendo y bajando las doradas dunas de arena cubiertas por esa variedad de pino bajo tan típica de la zona que buenas sombras nos proporcionan y no veía nada interesante, no había ninguna presa a la que cazar. Decidí dar una última vuelta e irme a la playa, a las malas podría cogerme a Sergio y follármelo contra algún pino, como a él le gusta. Pero, en ese momento, justo cuando bajaba de las dunas superiores hacia la parte baja de la pinada, le vi a él: a ese chaval que llevaba años viendo por allí en épocas muy contadas del año. No mediría más de 1,75, debía estar cerca de los 36 años, siempre iba con gafas de sol, piel blanquecina, bañador tipo slip blanco muy
pegado, cuerpo completamente depilado, delgado, pero con formas de gimnasio marcadas, sin exagerar y con un culazo que me daba un morbo tremendo. Era la única presa que veía por allí con la que podría tener una buena sesión de sexo. En otras ocasiones, pese a haber coincidido por la zona, siempre habíamos estado ocupados con otros ligues, pero aquella parecía la ocasión perfecta: ¿con quién más va a follar si no era conmigo aquel día? Pensaba yo. ¡Si no hay nadie más interesante!

Para no ser demasiado descarado me aparté de su camino y di la vuelta a la pinada en sentido contrario a como la estaba dando él, de tal forma que como un reloj, nos acabaríamos encontrando en algún punto de frente y sería justo ahí cuando le entraría y me lo follaría hasta que suplicara que necesitaba correrse. Hoy, más que en ninguna otra ocasión, le veía más atractivo y con más morbo que nunca, así que fui a por todas y me quité el bañador sumándome a la mayoría de tíos de la pinada del Rebollo que siempre van sin ropa alguna. Me desesperé un poco según iba avanzando porque ni me encontraba con él, ni me encontraba con nadie interesante, estaba siendo una caza un tanto aburrida, pero aun así, tenía el corazón latiendo a mil por hora. Estos años en el cruising me habían proporcionado mucha confianza en mí mismo que no tenía al principio, no obstante cuando tenía una presa nueva aquellos nervios de primerizo volvían a surgir. 

Me encontré con el en el mirador de la pinada, ese que los más divertidos del lugar han bautizado como 'El Mirador de Montepinar': es la estancia más alta de la zona de cancaneo y desde ella se ve todo el movimiento que viene desde la playa y el de la zona inmediatamente inferior. Estaba ocupando una posición que ocupo yo infinidad de veces: en la parte central, contemplando el frente con sus gafas de sol y el móvil en la mano. Nunca llevaba nada más, imagino que daba por hecho que de follar, habrían de ser los demás quienes llevaran condones, lubricante y algo para limpiarse. En mi caso, como sabéis, la mayor parte de las veces suelo llevar una bandolera a la espalda con lo esencial. Me coloqué a su lado derecho, a unos dos metros de distancia, a contemplar el mar como hacía él y a echarle miraditas descaradas. Vi cómo le sorprendió verme totalmente desnudo, ya que me miró y se sonrió ligeramente. Con lo que no contaba yo en aquel momento es con la competencia. Sí, ya puedes estar dando vueltas por el Rebollo y no ver a nadie interesante, que cuando te decides a cazar al que te gusta, aparece alguien a quien también le apetece cazar a esa persona en ese mismo momento. Me da muchísima rabia, pero qué le vamos a hacer. Es algo así como la ley de la oferta y la demanda. Se trataba de un chico joven, pelirrojo, alto, cuerpo normal, tez blanca levemente bronceada, pecas en la cara e iba con un bañador azul tipo shorts y con una pequeña mochila, donde supongo que llevaría cosas similares a las que llevaba yo. Nuestra presa no se inmutó, pero se sabía ya como el centro de atención. Miró hacia todas partes y cuando vio que solo estábamos nosotros dos sin nadie más, empezó a pasarse la mano por el paquete con disimulo y suavidad. Mi competencia se acercó sigilosamente a él y empezaron a echarse miradas, así que decidí que era mi momento de actuar.

Comencé a tocarme la polla suavemente para que se pusiera contenta. Mi polla en estado normal es bastante asequible, pero visto lo visto, tendría que desplegar todos mis encantos para dar con él. Me acerqué también a él con disimulo y ambos estábamos a la misma distancia de nuestra presa. A mi el chaval pelirrojo no me disgustaba, así que si había que hacérselo con los dos, desde luego que estaría dispuesto. Mi presa me miró, se colocó las gafas de sol en la mano y con descaró miraba mi polla ya totalmente dura, relamiéndose los labios. El chico pelirrojo decidió pasar a la acción y se bajó el bañador por las rodillas enseñando una polla normalita de unos 16 centímentros y unos huevos depilados. Así, nuestra presa también se quitó el bañador y nos dejó contemplar ese culazo que tenía al natural. Me puse burrísimo de pensar en que aquella tarde podría follarme ese culo tan perfecto, tan redondo, tan apretado, tan depilado... Solo de recordarlo se me pone dura instantáneamente. De polla tampoco andaba nada mal, tenía una buena polla con forma de cántaro en estado morcillón. El chaval pelirrojo se me adelantó y se puso de rodillas para empezar a comerle la polla a nuestra presa, quien mientras disfrutaba de la mamada no dejaba de mirar mi polla. No había palabras, todo se decidía por leves gestos de cabeza y acciones, pero en ese momento, justo cuando el pelirrojo ya disfrutaba de su dura y apetecible polla, me dijo:


— Síguete pajeando, me mola ver cómo te pajeas mientras me la chupan.


Me apeteció entrar al juego y me pajeaba lentamente mientras él disfrutaba de la mamada, desde luego el que se la chupaba tenía buenas tragaderas porque se la metía entera sin el mínimo signo de ahogamiento o dolor. Además, el pelirrojo me estaba poniendo malo porque no dejaba de sobarle el culo que yo tanto ansiaba. Llegado cierto punto me cansé de estar ahí de pie mirando y me acerqué para sumarme de una vez a la fiesta:

— No, contigo no, tío —dijo mi presa.
— ¿Cómo? —dije yo, un tanto extrañado.
— Quédate y pajéate si quieres, pero no quiero nada contigo, al menos hoy —dijo.



El chaval pelirrojo al oír esto me miró con cara de extrañeza, pero siguió a lo suyo mamando polla hasta que la que iba a ser mi presa se la sacó de la boca y se corrió en el pecho del chaval. Se limpió la polla con la mano, se puso el bañador y las gafas de sol y con un 'Hasta luego, chavales', se marchó rumbo a la playa. Me había quedado allí mirando, el chaval me ponía tanto que confieso que habría podido correrme solo mirando su culo contrayéndose y viendo como daba polla al chaval, pero es que para hacerme una paja me la habría hecho en casa con una porno.

— ¿Quieres que te la chupe? —me dijo el pelirrojo, aún de rodillas, con cierta timidez.
— Sí, tío, por favor, pero no me queda mucho —dije.
— Da igual, estás muy bueno, ven aquí —dijo
.


Y, allí, en el mismo sitio donde mi presa le había estado dando polla, le metí la mía hasta la garganta aún cuando las gotas de lefa del otro chorreaban por su pecho hacia abajo. Me comió los huevos un poco, me sobó el torso todo lo que quiso y le puse las manos en la cabeza para que me la comiera sin parar:

— He visto las tragaderas y el aguante que tienes, tío, así que mama —le dije.



No respondió y me la siguió comiendo hasta que le avisé de que me corría. Me pidió que le echara la lefa donde se la había echado el otro y accedí a sus deseos. Al pobre le bañé de leche con las ganas que llevaba ya de correrme y a tenor de su cara de placer viendo mi polla cubriéndole de leche, creo que le gustó. Saqué un pañuelo de la mochila y le ofrecí otro a él para que se limpiara:

— El tío este es un poco gilipollas, llevaba días detrás de él, pero tu estás más bueno —decía mientras se limpiaba.
—También llevo tiempo detrás suya, no te creas —le dije.
— Yo, que ya me veía chupando vuestras pollas a la vez —dijo, con una sonrisa.
— Bueno, no te quejarás, cabrón —le dije.
— Para nada tío, de hecho, si otro día tienes ganas... Nunca había ido a por ti porque me parecías inaccesible, pero... lo dicho... que si te apetece un rato de morbo... suelo estar por aquí todo el verano —se explicó.
— La mamas muy bien, eso desde luego, tío, así que si te veo otro día... claro —le dije.



No es que el pelirrojo fuera nada del otro mundo, de hecho tenía un cuerpo normal, polla normal, era guapete, eso sí, pero como le dije a él, lo cierto es que la chupaba muy bien. Si surgía otra vez la posibilidad, no me hubiera importado darle polla de nuevo. De hecho, en ese momento, mientras hablaba con él, caí en que le conocía de otras veces. Siempre solía ir con un chico también alto, más moreno y más gordito, así que tenía la impresión de que buscaban tema juntos. 

Ese día me marché con mal sabor de boca, llevaba una racha en la que me había encontrado con pocos rechazos a la hora de tener sexo y me quedaba con la espinita clavada de no haber podido cazar a mi presa. De esas cosas que a uno le duelen en el orgullo. 


21 comentarios:

  1. Perdona la pregunta que te voy a hacer,Marcos, pero leyendo tu blog desde el principio me da la impresión de que para ti el disfrute sexual ya va unido siempre al cruising. ¿Es así?
    Es que si es así, me recuerda a algo que leí una vez acerca de parejas que acceden al mundo swinger y que una vez entran en ese mundo ya no tienen marcha atrás de modo que los juegos en pareja les dejan de parecer interesantes, con todo lo que eso conlleva. Y eso me parece una lástima, porque convertir un morbo que puede ser divertido en la única forma de alcanzar el placer, a la larga, puede resultar contraproducente...

    Saludos.

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    1. No tienes que pedir disculpas por preguntar, Pablo ;) La respuesta a tu pregunta es no, no solo encuentro el placer yendo de cruising. Durante el transcurso de estas historias hay bastantes polvos con Sergio y/o Dani que no cuento por ser historias que no dan como para una entrada, pero claro que encuentro el placer de otras maneras. Ahora, sí que te digo que en el cruising disfruto bastante.

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  2. Muy bueno Marcos, al final te fuiste con la polla bien lamida... Creo que me he encontrado contigo alguna vez por allí y también la mamo de lujo como el pelirrojo, por si te apetece. Cuídate.

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    1. Buenas bocas nunca están demás. Gracias por comentar ;)

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  3. Al llevar poco tiempo en esto de los blogs, cuando entro en uno como el tuyo (genial, por cierto) tengo que leer y leer entradas antiguas para ponerme a dia e ir familiarizándome contigo, Dani, Sergio... jajajjja
    Ts posts son muy calientes y morbosas, me encantan.

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    1. Gracias Javi, bueno, poco a poco nos iremos poniendo al día el uno con el otro, ya verás ;)

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  4. Vaya putada tío pero bueno el pelirrojo ese te alivio jajajajaja.
    Joder! soy incapaz de hacer cruising y mira que lo he intentado pero nada oye nada, no me gusta, prefiero la sauna o alguna fiestecilla de esas que se organizan en clubs, pero el cruising imposible para mi.

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    1. ¡Gracias por pasarte! Para los gustos están las opciones, a mi me pasa justo lo contrario, que en saunas y tal no encuentro tanto morbo. Y en fiestecillas privadas depende, he tenido varias experiencias muy diferentes entre sí. ¡Un saludo!

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  5. Bueno, el rechazo forma también parte de todo esto. Todos hemos dado calabazas unas cuantas veces y también nos han rechazado unas cuantas. Está bien desmitificar para que la gente vea que los que tenemos un blog no dejamos de ser gente normal y corriente.

    Además al final el día acabó bien, anda que no me lo he pasado y me lo paso yo bien con pelirrojos...

    Abrazotes. ;)

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    1. Si, en realidad, el rechazo es lo más normal que puede ocurrirte cuando vas de cruising. Al principio te cabrea si es alguien al que le tienes ganas, pero bueno, la vida sigue. Un abrazo!

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  6. Lo del rechazo es parte del juego, a todos nos debe pasar.
    Por otra parte, voy a hacer una pregunta q es un poco gilipollas, pero como se mama una polla bien? yo soy mas activo y prefiero que me mamen, y algunos de verdad q lo hacen de puta madre, otros sin embargo parece que están chupando una piruleta. Sabeis la técnica mejor?

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    1. Pues no sabría decirte una técnica concreta, porque también depende del tío y de cómo le guste que se la chupen: más suave, más brusco... Lo que creo que es esencial es no clavar los dientes, salivar mucho y usar la lengua, que hay muchos que parece que cuando la chupan solo tienen labios. Un saludo y gracias por comentar.

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  7. Yo como otros comentarios anteriores también te diré que voy leyendo tu blog desde el principio para saber un poco quien es quien y seguir mejor las historias, a pesar de que este tema del cruising me pilla fuera de juego porque no tengo ninguna experiencia al respecto...y lo digo no para presumir de mi virtud, jajaja, sino porque precisamente una de las razones de no practicarlo -además del miedo a lo desconocido, la inseguridad y otra lista de cosas demasiado larga para soltarla aquí- es un poco el temor al rechazo, que es un poco de lo que va hoy el post, ¿verdad?...que bueno, ya sé que no hay que hacer un drama de estas cosas pero yo , que a veces peco un poco de baja autoestima y escasa seguridad en mi mismo, tiendo a tomarme esas cosas más a pecho. En cualquier caso tú no lo llevaste mal y además tuviste tu "final feliz". Lo único que nos falta a tus lectores es leer proximamente como varias semanas después acabaste pillando al de "contigo no" del trasero mitológico y le pusiste mirando a Cuenca ;-)
    ¡Un saludo!

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    1. Pues si algún día te decides a probar esto del cruising, aunque sea por tener la experiencia, grábate a fuego que el rechazo es habitual y de lo más normal. Al principio molesta más, cuando llevas un tiempo sin ser rechazado, sorprende, pero forma parte de los gustos. La cosa es saber seguir una vez se ha producido el rechazo y buscar nuevas presas a las que seducir. Siempre diré que en sitios de cruising con afluencia de gente lo difícil es no pillar cacho, antes o después. Lo del chaval del culo mitológico... tendrás que esperar ;) Un saludo y gracias por pasarte.

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  8. Ay, el rechazo, que feo es y que mal se siente uno !!!
    Yo intento evitarlo desde un primer momento, "asegurándome" que el otro muestre cierto interés en mí, o lo parezca.
    Evidentemente siempre se encuentra uno con un chasco, pero con la edad se aprende a sobrellevarlo.
    Y muy ciertamente mis objetivos son asumibles, o sea, gente normal.
    Nada de cachas, guapos, guaperas (esos que en su actitud ya se creen algo), jovencitos, músculos y demás bellezas, que son muy bonitos de ver y ciertamente alegran la vista, pero ya por defecto los dejo fuera de mi alcance.
    El motivo es tanto por que sé mis limitaciones físicas como economizar tiempo, que normalmente, en el día a día, no me sobra.
    Cuando alguna vez he tenido algún encuentro con esta tipología de tíos es porque me han "cazado" a mí, más que al contrario.
    Incluso llego a pensar "que coño querrá este de mí, con la cantidad de tíos de mejor ver que hay por aqui", jajaja...
    Es cierto también que tengo baja autoestima, pero también soy objetivo, jejeje... ;-)
    Creo que el pelirrojo tenía razón cuando comentó que era un gilipollas, ya que sabiendose el foco de atención te utilizó para su morbo con cierto desdén.
    Espero que, si hubo una siguiente ocasión, le pagaras con la misma moneda y al pelirrojo le dedicaras un encuentro "especial" en agradecimiento por haberte salvado en este momento de frustación, jejeje :-)

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    1. Coincido contigo en lo de economizar el tiempo cuando se va justo de él, si tienes claro que con X personas es difícil, lo mejor es buscar otras presas más asumibles. En mi caso a veces es frustrante porque soy de los que piensan aquello de 'quien la sigue, la consigue' y cuando me encapricho de alguien yendo de cruising, el rechazo duele más. Pero nada que no se pase en un par de horas. ¡Arriba esas autoestimas!

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  9. Tienes un error en el texto con una palabra (mediodía).
    La expresión medio día indica duración, como en «trabaja medio día, de 8 a 12, y dedica las tardes a la universidad», mientras que el término mediodía es el ‘momento en que está el Sol en el punto más alto de su elevación sobre el horizonte’ o también las ‘doce de la mañana’.

    Sin embargo a veces se confunden, como en «Una veintena de vecinos del pueblo ha sido desalojada este viernes al medio día…» o «La prueba ha tenido lugar este medio día…», donde lo apropiado habría sido emplear mediodía.

    Del mismo modo, media noche expresa duración, como en «Se pasó media noche sin pegar ojo», mientras que medianoche, en una sola palabra, hace referencia a la ‘hora en que el Sol está en el punto opuesto al mediodía’.

    Saludos

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    1. Gracias por la corrección, a veces es inevitable cometer errores, aunque no me guste hacerlo. Un saludo.

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  10. Cada vez me da más curiosidad saber quién eres. Vivo por Guardamar, pero no he hecho cruising nunca... Desde luego que el rechazo es una de las cosas que más me echan para atrás, aunque es precisamente la posibilidad de rechazo lo que hace que se sienta más placer cuando te aceptan...

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    1. Pues si no has hecho cruising nunca es difícil que nos hayamos visto, aunque quien sabe, quizá seamos hasta vecinos sin saberlo, las coincidencias son así. ¿Por qué parte estás?

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  11. Me encantan tus habilidades de cazador. Realmente cuando te leo parece como si estuviese viendo un documental de animales, solo que tu cuentas con todo lujo de detalles a que sabe la carne. Me encanta como escribes!

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