If you could read my mind love,
What a tale my thoughts would tell.
Just like a paperback novel,
The kind the drugstore sells.
And when you reach the part where the heartache comes
The hero would be you.
Heroes often fail.
What a tale my thoughts would tell.
Just like a paperback novel,
The kind the drugstore sells.
And when you reach the part where the heartache comes
The hero would be you.
Heroes often fail.
Di un salto
a la cama haciendo un poco el ganso y Mili me atrapó entre sus brazos como
quien coge un peluche de un puesto de feria. Quedé rodeado por sus fuertes
brazos y su cuerpo caliente y sudado, mientras él terminaba de encender el portátil y me preguntaba acerca de las películas que me gustaba ver. Lo cierto
es que siempre he tenido un gusto bastante variado en lo que concierne al cine,
no me cierro a ningún género siempre que la película valga la pena y, aunque en
el presente estoy pasando por una etapa de ver muchas más series que películas,
en aquella época solía ver bastantes películas cuando tenía tiempo o un rato
libre. Me enseñó una carpeta con cientos de películas y le dejé elegir.
"Algo que esté bien y con lo que no nos durmamos", le dije, aunque a
esas horas de la noche podría ser complicado. Me di cuenta de que en su
colección de cine apenas había cine español, que no es que sea un gran seguidor
del mismo, pero fue algo que me llamó la atención.
- ¿Qué te
parece Studio 54? -dijo.
54 es una película
que no podía rechazar. La había visto años atrás con mis compañeros del
instituto en los cines de mi ciudad y me enamoré de Ryan Phillippe nada más
verlo, empezando una cruzada para ver otras películas suyas. La película, que
refleja el comienzo de la decadencia de la popular discoteca neoyorquina, es
todo un escaparate en el que deleitarse con la belleza y musculatura del rubio
actor. Además, también cuenta con buenas interpretaciones a cargo de actrices
como Salma Hayek o Neve Campbell. Si hubiera sabido en aquel momento de lo
profética que resultaba la canción central de la película, cuánto sufrimiento
habríamos ahorrado.
Mili apagó
la luz nada más dar comienzo la película y, como si se tratara de ayer,
recuerdo aquella habitación oscura con pequeños destellos de luz de la calle
que entraban por los diminutos agujeros ovalados de la persiana. No se cuánto
metraje de la película llegamos a ver sin distraernos, pero como entenderéis,
dos cuerpos semi desnudos que se desean pegados en una cama, querían hacer de
todo menos ver aquella película. Sentir a Mili detrás mía con su fuerte brazo
abrazando mi pecho y su respiración pausada en mi nuca empezó a ponerme
nervioso. Sí, solía ponerme bastante nervioso cuando me iba a liar con un tío
por primera vez. Por miedo a que por medio de la mano que tenía en mi torso
notara lo acelerado que empezaba a ponerse mi corazón, me acurruqué un poco más
haciéndome como una bola. Sin embargo, no pude más que empeorar la situación ya
que ahora mi culo pegaba y notaba el paquete de Mili posado sobre el. Mili me
abrazó más fuerte, pegó un pequeño resoplido en mi oreja y empezó a darme besos
en el cuello, mientras su mano acariciaba y bajaba lentamente por mi espalda.
Está claro que se había tomado mi movimiento como una señal que no había estado
premeditada por mi parte. Siguió dándome besos por el cuello y la oreja que
fueron aumentando la intensidad y la fuerza, ya para entonces la tenía durísima
y notaba la suya empujando detrás de mi culo. Paró momentáneamente para colocar
el portátil en el suelo, pausando la película, y después continuó con mi cuello, deslizando su mano
por debajo de mi calzoncillo para acariciarme los glúteos e irse abriendo paso,
poco a poco, hasta mi agujero que solo tocó con suavidad. Me apretó aún más a
el y con esa misma mano me bajó los calzoncillos, que me acabé de quitar con un
juego de piernas. Me hizo girar la cabeza para empezar a comerme la boca y con
esa mano tan curiosa me cogió de la polla y palpó bien huevos:
- Qué bien
dotado estás cabroncete... -dijo en un susurro.
Gemí cuando
empezó a pajearme y sentí que el corazón me latía tan fuerte que iba a sonar en
toda la habitación y se me iba a salir por la boca. Mili se quitó los
calzoncillos y, en la misma posición en la que estábamos, guió una de mis manos
hacia su polla, que también era grande y gorda. Una vez tuve su sexo atrapado
en mi mano, el volvió a coger la mía y empezamos a pajearnos el uno al otro
comiéndonos las bocas y gimiendo suavemente. Me iba a correr. Ahora controlo
mucho más la eyaculación, pero entonces reconozco que era de fácil corrida.
Estaba cachondísimo con aquel chulazo que me tenía atrapado en su regazo y le
avisé de que me iba a correr si me seguía pajeando:
- ¿Y te
apetece hacerlo? -susurró.
- Sí, pero
no quiero decepcionarte... -dije.
- No lo
harás...
Me tumbó
boca arriba, clavó su lengua dentro de mi boca y me pajeó con decisión y
fortaleza hasta que mi respiración se aceleró tanto que me corrí muchísimo y le
pringué toda la mano.
Mili se
recostó sobre mi lado, puso su mano en mi pecho y me miró a los ojos susurrando:
- Me gustas
mucho, Marcos. Me tienes loco.
No daba
crédito a lo que oía. ¿Cómo podía gustarle yo tanto si era un chico de lo más
normal? ¡Con los chulazos que él podría ligarse! Entonces miré hacia arriba sin
decir nada y comenzaron a resonar las palabras de Espe en mi cabeza: "no te pilles por el, solo sexo, no te
enamores, sufrirás". Mili me giró la cabeza para volver a mirarme a
los ojos y me dijo:
- Quiero
hacerte el amor. ¿Y tu? ¿Quieres hacérmelo a
mi?
No respondí.
Le cogí de la cabeza y empecé a besarle desenfrenadamente, nos seguimos sobando
y magreando y Mili se puso encima de mi restregando su cuerpo entre los restos
de mi corrida. Entonces, todo sea dicho, no me costaba nada recuperarme de una
corrida. Máxime teniendo encima de mi al tipo de chico con el que físicamente
siempre había tenido mis fantasías sexuales.
- ¿Te
apetece jugar un poco en la ducha? -preguntó.
Asentí, me
cogió de la mano como cuando horas antes me había llevado hasta Gran Vía para
coger un taxi y me llevó por aquellos largos pasillos de su casa hasta un
cuarto de baño bastante amplio con un plato de ducha rectangular. Encendió el
agua caliente, la templó (era verano) y
pasamos dentro para seguir comiéndonos las bocas debajo de aquellos chorros de
agua. Allí en su ducha pasamos un rato pajeando nuestras pollas duras, nos las
chupamos el uno al otro, aunque muy brevemente y sin entretenernos demasiado. Cosa que me dio rabia porque tenía una polla muy bonita y de buen tamaño para dar un buen placer; podría haberme pasado horas chupándole esa preciosa polla.
Llegado un momento, Mili me dio la
espalda y me pidió que le frotara con la esponja. Hasta ese momento no había
reparado en la belleza y perfección de su culo musculado, tan bonito como un
melocotón duro. No volví a encontrar un culo y unas piernas como las suyas
hasta que conocí a Sergio años después. Tenía la espalda fibrada y tiré la
esponja al plato para llenarme las manos de jabón y sobarle bien. Aquel culo sin un solo
pelo, tan fibrado y apetecible, despertó en mi el lado activo que había estado
dormido hasta entonces. Sin que Mili me dijera nada, empecé a meterle un dedo
mientras ahora le comía el cuello yo a él; el cabrón empezó a gemir muchísimo
más que minutos antes en la cama y noté una sensación nueva para mi: el sentir
cómo un agujero de culo dilataba y se abría ante la insistencia de mis dedos,
que ya eran tres. Sentí otro impulso y me puse de rodillas dejando su culo a la
altura de mi cara, abrí sus cachetes y visualicé ese precioso agujero abierto
sin un solo pelo y un cierto toque rosáceo. Mili flexionó las piernas y como
por pura inercia saqué la lengua y la introduje en su agujero saboreando aquello
como la cosa más rica que jamás hubiera probado. Mili se volvió loco de placer,
sus gemidos aumentaron más cuando sentía mi lengua penetrando su agujero y me
rogó que le follara. Ante mi escasa experiencia, me levanté y le pregunté si lo
íbamos a hacer a pelo. Mili giró su cabeza, me miró con cierta ternura (solía
tener un gesto rudo siempre) y dijo:
- Eso más
adelante. Hoy me la vas a meter con funda.
Salió de la
ducha, abrió un cajón, oí cómo rompía un plástico y vino con el condón. Me lo
puso con delicadeza, pero a la vez con firmeza y volvió a colocarse de espaldas
a mi con las piernas flexionadas e inclinado hacia delante.
- Me gusta
que la metan despacio, pero de golpe y hasta el final... -susurró.
Y en este
momento me volvieron a asaltar las dudas durante algunos segundos. Estaba claro
que él tenía una experiencia sexual mil años avanzada a la mía. ¿Y si no daba
la talla? ¿Y si no le follaba bien? Hasta ese momento solo había hecho de
pasivo. Mili se dio cuenta de que algo pasaba y lo resolvió alargando su mano
para cogerme de la polla y encaminarla hacia la entrada de su culo. Me excitó
muchísimo mirar hacia abajo y ver mi capullo medio insertado en aquel perfecto
culo. Las dudas desaparecieron y se la clavé como el había pedido: despacio y
hasta el fondo. Soltó un leve quejido inclinando la cabeza, volvió a alargar su mano para presionar
mi cuerpo contra el suyo y permanecí varios segundos con mi rabo totalmente
dentro de su culo experimentando una sensación de placer y calor como nunca antes había
sentido. Pasado algo más de un minuto sin cambiar de posición, Mili dijo:
- Ahora ya
puedes darme tanto como quieras.
Cerró el
grifo de agua y empecé a follármelo duramente, sin poder dejar de mirar cómo mi
polla entraba y salía de su culo con tanta facilidad. Sintiendo cómo era estar
dentro de otra persona y viendo el placer que le estaba dando, a tenor de sus
gemidos y su cara, que se giraba para encontrarse con la mía y jugar con
nuestras lenguas. No paré de follarle hasta que varias ráfagas de leche espesa
impactaron contra el cristal de la lucha y otras tantas cayeron al suelo, con
unos gemidos y unas sacudidas de su culo que me pusieron de lo más cachondo.
Entré en un estado de éxtasis. Presioné con fuerza sobre su espalda para que se
inclinara más y Mili, que no se lo esperaba, tuvo que apoyar sus brazos en el
cristal para no caerse. Le agarré por la cintura y le volví a follar a tope
hasta que me corrí dentro de su culo. Mili aguantó estoicamente la situación
que le pilló de sorpresa y movió su culo y caderas a mi compás, lo que facilitó
que me corriera antes.
Una vez
terminado el éxtasis, saqué mi polla con suavidad, tiré el condón al plato de
ducha y me temblaron tanto las piernas que me desplomé en el suelo de aquella
ducha. Mili abrió el grifo del agua caliente y se recostó allí conmigo,
abrazándome, mientras el agua se deslizaba por nuestra piel.
Después de secarnos en silencio y volver a su habitación, de nuevo agarrado a su mano, para meternos en cama, me preocupó que Mili permaneciera en silencio y no dijera ni una sola palabra. Estaba abrazado a el, que miraba fijamente hacia el techo con su abrazo sobre mis hombros. Finalmente rompió su silencio para decirme que lo vivido minutos antes en la ducha le había dejado muy sorprendido, pero para bien. Que no se esperaba esa faceta mía con cierto punto dominante y que le había dado mucho morbo, para terminar diciendo que eso aún le volvía más loco por mi.
Me marché poco antes de sus padres llegaran. La semana que comenzaba estaría plagada de sorpresas y actos que marcaban el comienzo de nuestra relación. Al principio, pensé que no volvería a saber nada de Mili hasta el finde siguiente, ese pensamiento me lo provocaba el consejo de Espe. Pensé: "bueno, ya hemos follado, pues ahora querrá seguir como antes", no sin que ese pensamiento me produjera cierta tristeza y me hiciera encoger el estómago. Entonces ya sabía que esa noche que había pasado con el significaba para mi admitir que me había enamorado profundamente de Mili. Contra todo pronóstico, Mili me llamó el lunes por teléfono. No os podéis imaginar cómo me sentí cuando leí su nombre en la pantalla, de nuevo el corazón a mil. Me invitaba al cine aquella noche de lunes y a tomar algo de relax.
Nunca antes había acostumbrado a salir entre diario, pero... ¿por qué no? Al fin y al cabo ese sería el primer y único año en mi vida en el que no pisaría mi querida playa porque Mili pasó a significarlo absolutamente todo para mi.
Hoy en día esta canción me sigue transportando a mi primera noche con Mili y a todas aquellas que pasé con él en la noche madrileña.